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Resumen

Tanto en espacios públicos como privados es importante practicar este tipo de ejercicios para la seguridad de todos los individuos presentes, considerando aspectos que aquí te contamos.

Las emergencias siempre son eventos imprevistos que nos encuentran por sorpresa, claro está. Sin embargo, mediante una planificación anticipada que considere a todas las personas dentro de un espacio u organización, podemos estar mejor preparados para enfrentar estas situaciones críticas y potencialmente salvar vidas.

En el caso de las personas en situación de discapacidad es fundamental conocer sus requerimientos, los que podemos diferenciar en tres aspectos:

  1. Tipo de discapacidad, sea esta sensorial, física o cognitiva.
  2. Necesidades de desplazamiento.
  3. Recursos para garantizar una evacuación segura.

Revisemos entonces los puntos a tener en cuenta, guía que nos servirá para comprender y actuar adecuadamente.

Tipos de discapacidad

Discapacidad física: Se considera a todas aquellas que presentan dificultades en su movilidad. Pueden ser usuarias de sillas de ruedas, bastones ortopédicos y/o prótesis. Aquí es esencial mantener despejadas rampas, puertas y pasillos que conduzcan a sitios libres de peligro, facilitando un desplazamiento rápido y a la vez seguro. Adicionalmente, si debes pasar a un usuario desde una silla de ruedas convencional a otra dispuesta para emergencias, evita presionar sus extremidades y el pecho, a fin de no causarle dolores ni ansiedad.

Discapacidad visual: Para las personas ciegas y con baja visión, es vital describir de manera simple la situación de emergencia que se está viviendo, actualizando la información constantemente hasta abandonar la zona de riesgo. Los pasillos, escaleras y accesos en general deben estar libres de obstáculos, a lo que se pueden sumar ayudas como pisos podotáctiles y guías sonoras, además de señalética en Braille y mapas con relieve de fácil lectura. Las indicaciones deben ser precisas, señalando puntos como «detrás de ti, al frente, arriba o abajo, a tu derecha o a tu izquierda». Frases como «más allá o más acá» sencillamente no sirven.

Discapacidad auditiva: Las personas sordas o con dificultades auditivas suelen comprender rápidamente un contexto de riesgo, siempre que las instrucciones que se les proporcionan comuniquen exactamente lo que está pasando. Se debe hablar siempre de frente a la persona y vocalizar correctamente, de forma pausada y con gestos claros. Manejar la lengua de señas de cada país es otro aspecto clave, ya que esto permite comunicar conceptos básicos que ayuden a la persona sorda a procesar la información y evacuar a lugares fuera de peligro.

Discapacidad mental/ cognitiva: Finalmente, si hablamos de personas con discapacidad mental y/o cognitiva ante una emergencia, necesariamente debemos entender que sus reacciones pueden ser muy dispares. Sobre este punto, podemos identificar cuadros de ansiedad extrema y descompensación, sumando algún tipo de delirio de persecución o paranoya provocado por la propia situación de caos. Aquí se pueden manifestar episodios de agitación, ira, inquietud o alboroto, ante lo cual se debe actuar con mucha calma y transmitir esa sensación a la persona con discapacidad mental, comprendiendo además que pudiera realizar comentarios o juicios ofensivos sin entender la situación. Por último, contar con medicamentos que ayuden a la estabilización anímica y emocional en el momento, es un principio básico a tener en cuenta.

 

Aspectos generales

Si bien cada persona presenta distintas necesidades a la hora de enfrentar una evacuación producto de una emergencia, el manejo de planes inclusivos tanto en espacios públicos como privados debiera ser hoy una norma que considere el cuidado de todas y todos. Ya sea en lugares de trabajo o en zonas de servicios, como así también en nuestras casas, elaborar y ejercitar planes de evacuación no sólo nos ayuda a reducir el riesgo ante catástrofes, sino además permite que estemos mejor preparados y podamos eliminar la incertidumbre cuando el peligro real está cerca.

Disponer de ayudas técnicas e implementar accesibilidad universal, son recursos que suman a la seguridad de tus espacios. Con esto lograrás que todas las personas, incluso quienes no poseen ninguna discapacidad, se sientan más tranquilas gracias a un plan de evacuación serio y bien estructurado

En resumen, la creación de planes de evacuación inclusivos debería ser una norma obligatoria en todos los países, especialmente en un contexto de aumento de desastres naturales. La prevención y la preparación son fundamentales para proteger no solo nuestra propia seguridad, sino también la de quienes nos rodean.